Las cosas de Pandora
historias eróticas principalmente, aunque una parte mi forma de ser, también quede reflejada.

(sexo dedicado a mi vecino) parte I

No hacía mucho que había venido a vivir a este edificio, tres o cuatro semanas, había conseguido el apartamento en una inmobiliaria, el precio era elevado, como todo, pero en fin era una buena zona y el barrio se veía limpio y cuidado, como si sus habitantes tuvieran cuidado de él. Cuando llegué me dediqué a enseñárselo a todos mis amigos y amigas, con algunos hubo algo mas, con muchos otros no, pero siempre noté algo extraño, era como si aquel edificio guardara un secreto, algo que no sabía que era, despertaba en mí una erotismo y una libido desconocidas por mi misma hasta aquel momento, no sé explicarlo pero era una sensación, que provocaba que al estar con algún amante se despertara algo en mi que difícilmente reconocía, ni yo, ni mis amantes, que acababan completamente empapados de sudor y exhaustos. Me despertaba un calor en el estómago que me recorría por dentro que me hacía sentirme excitada y muy sensual con ganas de probar, de indagar cosas que no hubiera supuesto existían, no parecía yo y mis amantes también lo notaban, pero estaban encantados con la situación, imagino que pensaron que era el inicio de mi nueva vida que me hacía ser mas libre, al cambiar de vivienda había aligerado mi vida y podía volar a lugares insospechados.
Iban pasando los días y la situación lejos de ir menguando iba creciendo, solo de imaginar, sentía aquel calor interior que me obligaba a tumbarme en el sofá y desnudarme completamente, acariciar mi silueta, rozando mi sexo, mis pechos, abriendo las piernas y tocándome, a veces, rozando mi cuerpo penetrando en el con fuerza, jugaba con hielo pasándomelo por mis pezones, que se ponían duros y oscuros, mi sexo intentaba fundirlo en un abrazo, rociaba en mis manos un aceite que luego esparcía por mi cuerpo haciéndome imaginar un amante paciente, que recorría mi forma como si de un mapa se tratara, como si mis pechos fueran las montañas que el debía escalar a besos, mis manos se hundían entre mis piernas y me acariciaban y recordaba algún amante que jugara entre ellas con su miembro, mimándome con su calor dentro de mi cuerpo, entregándome su piel al abrazo y al beso, así continuaba con mis juegos hasta acabar rendida en el nuevo sofá, suspirando y jadeando sin saber que era lo que me hacia acabar allí tumbada.


Cualquier acción que realizara en aquel piso tenía una implicación erótica, ya no me duchaba en diez minutos, ahora podía llegar a estar media hora en la ducha y siempre salía sofocada, cocinaba y me gustaba ponerme ropa interior sexy para hacerlo, era como si me estuviera exhibiendo para alguien, pero no había nadie……….hace poco empecé a imaginar que si que había alguien y mi excitación se multiplicó, lo imaginaba cuando estaba sola, lo imaginaba cuando me estaba amando alguien, y lo imaginaba en mis sueños, lo imaginaba continuamente y me acostumbré a “él”. Cuando me vestía lo hacía para “él”, cuando cocinaba con aquella ropa lo hacía para “él”, mi ducha se convirtió en baño y lo hacía para “él” imaginando que “el” miraba desde algún rincón de mi casa, mi imaginación se desbordaba.


Mis amantes enloquecían y aullaban de placer cuando yo hacía. A ratos mi lengua se transformaba en serpiente que recorría su cuerpo, mi saliva se convertía en río sobre su piel, mis labios lo bebían, y mis manos tocaban, palpaban, hasta los rincones más íntimos de la cartografía de su figura, mientras mis labios susurran palabras a sus oídos que hacían hervir la sangre de mis compañeros de juegos, mi boca, hasta hora siempre vacía, tenía hambre, era insaciable a la hora de lamer y absorber, mis labios apretaban con fuerza mientas mis dientes eran suaves al contacto de su piel, a ratos, mis pechos se mecían sobre él acunando su órgano, apretando con fuerza mientras que mi abertura se estremecía sobre sus rodillas, hasta acabar empapados de fluidos, hasta acabar exhaustos de goce, deleitándonos de los placeres a los que me volcaba la imaginación, de sentir alguien observando mi manera de hacer.


Hasta que un día cuando volvía de mi trabajo subiendo las escaleras, vi unas cortinas que se cerraron violentamente al yo mirar y lo supe, supe que era “él”, no lo había imaginado, solo lo sentía, sus ojos sobre mi, sobre mis amantes, sobre mi sofá, era eso lo que estaba excitándome de aquella manera……… su mirada furtiva.
El saberlo acrecentó aún mas mi sensualidad, ahora solo vivía para “el”, para pasearme por mi casa desnuda para que “el” me viera, comía en el sofá completamente desnuda y si la comida caía sobre mi cuerpo la recogía con el dedo y la introducía en mi boca imaginando que lo lamía a “el”, excitándome al hacerlo y dejando el plato en el suelo, volviendo a tocarme con fuerza, hasta dejar el sofá empapado de sudor, y yo exhausta, me quedaba dormida y en mis sueños imaginaba que “él” entraba en mi piso mientras dormía, me acariciaba suave con sus manos, me cogía los pechos duros por su contacto, y con su lengua rozaba mis pezones hasta que su color y tamaño delataban mi estado, con su lengua exploraba mi cuerpo, mi cuello, mi nuca, bajaba hasta mi vientre y ayudándose de las manos me abría mi sexo y me lamía hasta que mi cuerpo no podía mas y llegaba al deleite, como me gustaba soñar con mi vecino!!!!!
A partir de entonces fue magnifico, cuando quedaba con algún amante abría del todo las cortinas de mi salón, alguno de ellos tubo sus reparos, pero pronto cedían a mis exigencias, pues les complacía de sobremanera lo que yo les hacía, me gustaba que mi vecino nos viera, para que disfrutara tanto como yo lo hacía, yo nunca quise mirar por la ventana para no descubrirle, quería que siguiera siendo el cuerpo sin rostro que me vigilaba, que me amaba de aquella forma lejana y a la vez tan próxima. Nuestra complicidad llegó a ser la forma más rápida de excitarme, ni palabras ni susurros, solo pensar que mi vecino estaba mirando y mis manos y mis sentidos se disparaban, me tocaba o tocaba al amante que tuviera en aquella ocasión. Aquella noche había quedado con alguien que quería que viera mi piso, llevaba tiempo planeándolo e imaginando la reacción de mi vecino, yo lo tenía todo preparado, mi ropa no era más que un trozo de seda transparente de color rojo………

Una respuesta to “(sexo dedicado a mi vecino) parte I”

  1. Wow, fantástico, felicidades.


Replica a Chuyo Cancelar la respuesta